Malvón Planta: Cuidados, Poda y Propagación
Descubre las prácticas esenciales para el cultivo del malvón, asegurando plantas sanas, un crecimiento robusto y una floración constante.
Descubre las prácticas esenciales para el cultivo del malvón, asegurando plantas sanas, un crecimiento robusto y una floración constante.
El malvón, conocido científicamente como Pelargonium, es una planta muy popular originaria de Sudáfrica. Es apreciada mundialmente por su notable resistencia y sus flores vibrantes, que abarcan tonos de rojo, rosa, blanco y lavanda. Su versatilidad la convierte en una opción decorativa ideal para jardines, patios y balcones.
El malvón requiere al menos seis horas de luz solar directa al día para una floración abundante. Aunque tolera ubicaciones iluminadas sin sol directo, su crecimiento y producción de flores disminuirán. En climas muy cálidos, es beneficioso proporcionarle algo de sombra durante las horas más intensas de la tarde.
Esta planta necesita un sustrato con excelente drenaje para evitar problemas en sus raíces. El encharcamiento es uno de sus mayores enemigos, ya que puede provocar la pudrición de las raíces y enfermedades fúngicas. Utilice una mezcla rica en nutrientes y al sembrar, separe las plantas entre 20 y 30 centímetros para asegurar una buena circulación de aire.
El riego debe ser moderado, ya que el malvón tolera la sequía. Un error común es el exceso de agua, por lo que debe dejar que la capa superior del sustrato se seque por completo antes de volver a regar. Durante los meses de más calor, puede necesitar riegos más frecuentes, preferiblemente por la mañana o al atardecer para minimizar la evaporación.
Los malvones prefieren climas cálidos, con temperaturas entre 18 y 24 grados Celsius, y no toleran las heladas. Antes de las primeras heladas, traslade las plantas a un lugar protegido en el interior para asegurar su supervivencia durante el invierno.
El malvón requiere un aporte regular de nutrientes durante su temporada de crecimiento en primavera y verano. Utilice un fertilizante líquido para geranios una vez al mes, disuelto en el agua de riego, para asegurar una floración continua.
La poda es una práctica beneficiosa para mantener los malvones compactos y estimular una floración profusa. Sin un recorte anual, las plantas desarrollan tallos largos y débiles con menos flores. La poda principal fortalece la planta y le da una forma más tupida y atractiva.
En climas con inviernos fríos, pode a principios de la primavera, una vez pasado el riesgo de heladas. En zonas más cálidas sin heladas, la poda puede realizarse en otoño. En ambos casos, recorte los tallos a un tercio de su longitud para dar forma a la planta.
Utilice tijeras de podar limpias y desinfectadas para prevenir enfermedades. Realice los cortes justo por encima de un nudo foliar, el punto donde brota una hoja, para estimular el nuevo crecimiento desde allí.
Además de la poda principal, realice una limpieza constante de flores marchitas, conocida como “deadheading”. Eliminar las flores y tallos florales gastados evita que la planta gaste energía en producir semillas. Esta práctica incentiva la generación de nuevas flores y prolonga la temporada de floración.
La propagación por esquejes de tallo es un método sencillo para obtener nuevas plantas idénticas a la planta madre. Este proceso permite replicar su color y vigor, y se pueden aprovechar los recortes de la poda para iniciarlo.
Seleccione un tallo sano y maduro sin flores. Con una herramienta afilada y esterilizada, corte un esqueje de 10 a 15 centímetros de longitud, justo por debajo de un nudo. Retire las hojas inferiores para evitar que se pudran y para que la planta concentre su energía en desarrollar raíces.
Existen dos métodos principales para enraizar los esquejes: en agua o directamente en sustrato. Para el enraizamiento en agua, coloque el tallo en un recipiente y cambie el agua cada pocos días para mantenerla limpia. Las raíces suelen aparecer en un lapso de 10 a 20 días.
Para la siembra directa en tierra, haga un pequeño agujero en una maceta con sustrato húmedo e introduzca el esqueje. Es importante no regar inmediatamente para evitar que el tallo se pudra; el primer riego se realiza pasados unos días. En pocas semanas, el esqueje habrá desarrollado suficientes raíces para ser tratado como una planta joven e independiente.
Las hojas amarillas son una señal frecuente de exceso de riego. Cuando el sustrato permanece constantemente húmedo, las raíces no pueden respirar adecuadamente, lo que provoca su pudrición e impide que la planta absorba nutrientes. La solución es ajustar la frecuencia de riego, permitiendo que la tierra se seque entre una aplicación y la siguiente.
Una floración escasa o inexistente a menudo se debe a una falta de luz solar o a una deficiencia de nutrientes. Los malvones necesitan una exposición solar abundante para florecer en su máximo potencial. Si la planta está en un lugar sombrío, moverla a una zona más soleada puede resolver el problema. La falta de fertilización también limita la producción de flores.
Los malvones pueden ser atacados por plagas como la mariposa africana del geranio, los pulgones o la araña roja. La mariposa del geranio es muy dañina, ya que sus orugas perforan los tallos. Inspeccione la planta regularmente, sobre todo el envés de las hojas, y actúe con tratamientos adecuados al primer signo de infestación para prevenir daños mayores.